El encanto perdido de Los Santos

Los Santos de GTA V, a pesar de su tamaño, parece limitado y carece de la diversidad y la profundidad de su predecesor, San Andreas, con barrios monótonos y monumentos poco inspirados.

En las bulliciosas calles de Los Santos, los jugadores se encuentran inmersos en el extenso mundo de «Grand Theft Auto V» (GTA V), un paisaje repleto de vida, crimen y oportunidades. Sin embargo, detrás de la ostentación y el glamour se esconde un diseño de mapa que no está a la altura de los elevados estándares establecidos por sus predecesores. A pesar de su tamaño objetivamente mayor, la ciudad de Los Santos se siente extrañamente limitada, ya que carece del sentido de escala y diversidad que caracterizó a las películas anteriores de la franquicia.

El encanto de San Andrés: un legado de grandeza

Antes de ahondar en las deficiencias del diseño de mapas de GTA V, es fundamental reflexionar sobre el legado de sus predecesores. «Grand Theft Auto: San Andreas» (GTA: SA), lanzado en 2004, sigue siendo la cúspide del diseño de juegos de mundo abierto, ya que cuenta con un paisaje vasto y diverso que captura la esencia de las extensas metrópolis y campos de California. Desde las bulliciosas calles de Los Santos hasta la serena belleza del monte Chiliad, cada rincón de San Andrés estaba lleno de posibilidades, lo que invitaba a los jugadores a explorar y sumergirse en su mundo repleto de detalles.

Los Santos: una ciudad en decadencia

A diferencia del vibrante tapiz de San Andreas, la ciudad de Los Santos en GTA V parece extrañamente vacía y sin inspiración. Si bien el mapa en sí es objetivamente más grande que sus predecesores, ya que cuenta con más metros cuadrados y puntos de interés adicionales, no logra captar la misma sensación de escala y diversidad. La mayor parte de la ciudad parece repetitiva y monótona, con barrios muy sencillos y puntos de referencia copiados y pegados que carecen de la atención prestada a los detalles y la autenticidad de los juegos anteriores.

Una mirada más cercana a Los Santos: El diablo está en los detalles

Tras una inspección más detenida, las deficiencias de Los Santos se hacen evidentes. Muchos de los distritos de la ciudad parecen indistinguibles unos de otros, ya que carecen del carácter y el encanto únicos que definían a sus homólogos del mundo real. El centro de la ciudad, si bien es visualmente impresionante, carece de la energía bulliciosa y la diversidad de actividades que hicieron que su homóloga de GTA: SA fuera tan memorable. Del mismo modo, los barrios suburbanos parecen sosos y sin vida, desprovistos de las personalidades vibrantes y los secretos ocultos que alguna vez hicieron que explorarlos fuera un placer.

La ilusión del tamaño: la percepción frente a la realidad

A pesar de su tamaño objetivamente mayor, Los Santos en GTA V parece extrañamente claustrofóbico, con largos tramos de carreteras vacías y vastas extensiones de campo abierto que no sirven más que para rellenar el mapa. La sensación de escala que caracterizaba a las entregas anteriores de la franquicia está notoriamente ausente, siendo sustituida, en cambio, por una sensación de confinamiento y limitación. Ni siquiera la exploración submarina logra aliviar la sensación de uniformidad que impregna el mapa, ya que ofrece poco contenido o participación significativos.

Conclusión: ¿Perdido en la jungla de concreto

El diseño del mapa de GTA V representa una oportunidad perdida para continuar con el legado de sus predecesores y ofrecer una experiencia de mundo abierto realmente inmersiva. Aunque Los Santos sea más grande que nunca, carece de la profundidad, la diversidad y la atención al detalle que hicieron de San Andrés un escenario tan querido y memorable. Cuando los jugadores recorren sus calles y autopistas, no pueden evitar sentir que falta algo: la sensación de asombro y exploración que alguna vez definió la experiencia de Grand Theft Auto. Hasta que Rockstar Games recupere la magia de San Andrés, Los Santos seguirá siendo una pálida imitación de su antigua gloria: una ciudad perdida en la jungla de cemento de la mediocridad.